Los agricultores de Nava de Arévalo y de sus cuatro localidades anejas (Magazos, Palacios Rubios, Vinaderos y Noharre) conviven desde hace unos meses con las últimas obras del proyecto más importante que se ha realizado en la Moraña en los últimos años y en el que se está invirtiendo unos 100 millones de euros.
Más de veinte años han pasado desde que centenares de personas de la Moraña se manifestaran en Arévalo para reclamar que el agua del pantano de Las Cogotas no se fuera a Segovia y se quedara en la comarca. Muchos de los agricultores que entonces soñaron poder modernizar su explotación se han quedado por el camino, pero los más jóvenes, y los afortunados de beneficiarse de las más de 6.500 hectáreas que se regarán con agua del río Adaja ya conocen cómo va a ser el futuro de su explotación.

La concentración parcelaria, un complejo proceso que afecta a más de 10.000 hectáreas de una docena de términos municipales y en el que se ven implicados 1.136 propietarios, se está realizando en los cinco sectores de forma simultánea. En el caso del sector I, el de Nava de Arévalo, este proceso coincide con la obras de transformación, que además de la red secundaria, la que va a llevar el agua a cada parcela, también contempla la construcción de nuevos caminos como consecuencia de la concentración, una red de drenaje natural para el agua sobrante, y una serie de medidas medioambientales que se recogen en el proyecto y entre las que se encuentran el sellado de vertederos.
Las obras del sector I, que fueron adjudicadas el pasado mes de diciembre y que tienen un plazo de ejecución de un año, marchan a buen ritmo, según confirmó Francisco Gil, jefe del servicio territorial de Agricultura de la Junta de Castilla y León en Ávila: «Aunque estamos hablando de unas obras complejas al estar en función de la concentración, todo marcha dentro del plazo previsto». Además, recientemente, se adjudicaron las obras de transformación del sector IV, que afecta a los términos de Vinaderos, Palacios Rubio y Arévalo. Los proyectos de los sectores II y III (Aldeaseca, Villanueva del Aceral, Langa y Magazos) están redactados y en fase de adjudicación, mientras que el más retrasado es el del sector V (Espinosa de los Caballeros, Orbita y Gutierre Muñoz), cuya redacción se encuentra muy avanzada.
En Nava de Arévalo se ya han comenzando a instalarse los hidrantes, las bocas donde los agricultores instalarán sus sistemas de riego por aspersión. Cada hidrante regará una agrupación de parcelas, que están divididas según su superficie: de 0 a 8 hectáreas, entre 8 y 15 y más de 15. Así, un hidrante para una agrupación menor de 8 hectáreas tendrá un caudal de 15 litros por segundo, volumen de agua que en el caso de las agrupaciones de más de 15 hectáreas será de 40 litros.
Además, según destacó Francisco Gil, el sistema de regadío lleva incorporado la tecnología más moderna que se puede aplicar a superficies grandes. Mediante un sistema de telecontrol vía radio y desde un único centro de mando que gestionará la comunidad de regantes, se podrán activar los distintos hidrantes, sin necesidad de que los agricultores tengan que desplazarse hasta la finca. Todo este sistema permitirá programar con anticipación los días y las horas en las que se prefiere regar, así como un uso más racional del agua, dado que en todo momento el agricultor conocerá los litros de agua que recibe cada hectárea. Además, la red lleva incorporado un sistema para detectar una posible fuga en cualquier tubería o una avería en el hidrante.
Aunque todavía hay una fecha para que el regadío funcione, los agricultores esperan que antes de final de año, al menos, se realicen las primeras pruebas de una inversión que, sin lugar a dudas, mejorará la competitividad de un buen número de explotaciones agrarias y abrirá las puertas a nuevos cultivos. El agua de Las Cogotas, después de promesas incumplidas y de una interminable espera, nunca ha estado tan cerca de los campos morañegos.